Índice de contenidos
🥇 Qué es la crianza natural
La crianza natural, también llamada crianza con apego se basa en criar a los niños y niñas siguiendo nuestro propio instinto maternal bajo los principios de respeto, acompañamiento y un amor que fortalezca los lazos emocionales.
En inglés se lo conoce como Attachment Parenting, y sigue ocho ideas clave conocidas como las 8 Bs, ya que en inglés todas ellas comienzan por B. En este post las traduciré directamente al castellano.
✅ Lazos afectivos desde que el bebé nace.
Se trata de que, justo tras el parto, el bebé y su mamá puedan estar juntos de forma inmediata y el mayor tiempo posible. Algo que en los hospitales aún cuesta que nos lo permitan, ya que por supuesto deben hacerle algunas pruebas, y si la mamá ha sufrido cesárea o ha tenido alguna complicación puede resultar difícil.
Sin embargo, dentro de lo posible, se trata de poder establecer contacto piel con piel desde el primer momento y tanto como sea posible. El bebé necesita ese contacto, ese calor, esa seguridad. Si la madre no puede, entonces puede ser el padre quien ofrezca este contacto íntimo con el bebé. A partir de ese momento y especialmente durante las primeras semanas, es importante pasar el máximo tiempo posible en ese contacto cercano para seguir desarrollando un vínculo afectivo fuerte, un apego seguro.
✅ Lactancia materna
Este es otro de los principios de la crianza natural o crianza con apego. Obviamene pueden haver casos en que la mamá no pueda darle el pecho, debido a complicaciones, dolor o cualquier otro motivo. Pero si se logra superar estos obstáculos, la lactancia materna no solo será beneficiosa a nivel de salud (por las cualidades nutritivas que le ofrece al bebé en cada momento de su desarrollo y su protección inmunológica) sino también a nivel emocional.
La lactancia materna le da al bebé consuelo, contacto, calma y seguridad. Favorece, pues, un apego positivo. La lactancia, según la crianza natural, debe ser a demanda, eso significa que no debemos estar pendientes de cuantas horas hace que ha mamado, cambiar de pecho con X frecuencia o darle X minutos. El bebé sabe qué cantidad necesita y cada cuanto. Eso es lo natural.
✅ Porteo
El porteo consiste en llevar al bebé encima, ya sea en brazos o mediante un fular, mochila, bandolera… Esto le ofrece una gran protección y seguridad. Es lo que se ha hecho durante millones de años, y es que los carritos son una invención reciente.
El bebé, al ser porteado, siente la respiración de quien lo portea, se siente protegido y por tanto le permite explorar su entorno con seguridad y confianza. Los bebés porteados lloran menos, están más calmados, y además se les ayuda a regular su temperatura, a tener menos cólicos y a desarrollarse mejor. No hace falta llevarlo las 24 horas, pero la idea es que es positivo, que no debemos temer a cogerlo en brazos, y que para ellos es mucho mejor que andar todo el día en el carrito o metidos en la cuna.

✅ Colecho
Desde la crianza natural y con apego, se entiende que los bebés deben dormir con sus papás, ya sea en la misma cama o en otra justo al lado, donde ambos se puedan ver. Así es como se ha dormido durante toda nuestra evolución, pues los bebés debían estar protegidos ante los peligros que pudieran acechar. En caso de sentirse solos, su sistema de supervivencia les activaba en forma de estrés y llanto.
Este funcionamiento sigue presente en nuestros bebés, que todavía no entienden que aunque no nos vean, estamos ahí. Por eso, mediante el colecho no solo mantenemos el vínculo también por la noche, sino que fomentamos su sentimiento de seguridad y protección. Logramos que duerman más tranquilos, que sus necesidades estén atendidas rápidamente y que todos descansemos mucho mejor.
✅ Confiar en el llanto como forma de comunicación.
Los bebés no tienen otra forma de comunicarse con nosotros que mediante el llanto. Por ello, desde la crianza natural se comprende que cuando el bebé llora no lo hace para manipularnos, lo hace porque nos está comunicando algo. Una necesidad, una molestia… Puede que su llanto signifique “mami, no te veo, estás ahí?”, o “papá, quiero ver lo que está pasando, me coges?”, o por supuesto “tengo hambre”, “me molesta la etiqueta”, “estoy muy cansado y no sé como relajarme”…
Por ello, desde la crianza natural no se les deja llorar intencionadamente, como a veces nos recomiendan familiares o conocidos, sino que se les atiende para que comprendan que estamos pendientes de lo que nos están comunicando y respondemos ante ello.
Los bebés van interiorizando que lo que ellos sienten y tratan de decirnos es importante para nosotros, y se establecen las bases de la comunicación respetuosa.
✅ Evitar los adiestramientos
Desde la crianza natural se intentan evitar las pautas conductistas típicas de castigos y refuerzos. Esto tiene sentido especialmente cuando los niños ya tienen cierta autonomía. Claro que se les debe poner límites, y desde la crianza natural y con apego esos límites se aplican, pero no de forma autoritaria, sino tratando de hacerles entender lo que es bueno para ellos y para los demás, buscando que actúen correctamente sin necesidad de castigar o felicitar continuamente.
Con los bebés, este concepto hace referencia a que no deberíamos seguir pautas tipo “tiene que dormir X horas seguidas”, “tiene que ser capaz de andar a los X meses”, etc. Es decir, se trata de dejar que cada niño siga su propio desarrollo sin forzar nada.
Obviamente si vemos algo que realmente se sale de lo normal debemos consultar al pediatra, pero no obsesionarnos con determinadas pautas o hitos, ya que cada bebé es distinto y debemos respetar su desarrollo natural.
✅ Equilibrio.
Esto tiene mucho que ver con el punto anterior. Una crianza natural no apuesta por criar a los niños sin ninguna norma o límite. Tampoco permitir al bebé / niño hacer lo que le plazca y cuando le plazca. Por supuesto debe haber límites y los niños deben irse acostumbrando a que no siempre se puede hacer lo que ellos quieren y a tolerar la frustración.
Se trata, pues, de encontrar una disciplina que mantenga un buen equilibrio entre el respeto por las necesidades e intereses del bebé y las posibilidades del entorno o las necesidades de los papás.
✅ Apoyo e implicación de ambos miembros de la pareja
Para llevar a cabo una crianza con apego, es necesario que ambos progenitores se impliquen y se vinculen con el bebé a partes prácticamente iguales.
La mamá tendrá algo más de peso, por ser la que le da de mamar y con tiene una vinculación más instintiva, pero el papá también será una figura de apego importantísima. Él llegará donde la mamá no pueda, que ofrecerá seguridad a ambos, y que se implicará tanto en el cuidado del bebé como en su educación y la atención a sus demandas.

🥇 La crianza natural, la tarea más bella – y agotadora- que existe
Todas estas pautas son muy lógicas, pero también suponen un desgaste y sacrificio importante por parte de los progenitores. Porque atender a las necesidades de un bebé es cansado, y más si queremos darle de mamar a demanda, portearlo el mayor tiempo posible, adaptarnos a sus ritmos… Por eso es tan importante repartirse las responsabilidades entre los dos progenitores y no obsesionarse con seguir todos los principios a raja tabla.
De echo, ahí radica el equilibrio. Para que se dé una crianza con apego, los papás también deben ser capaces de atender sus propias necesidades y posibilidades, y ante todo estar bien ellos para poder darle lo mejor a su bebé.
Así que coge de la crianza natural aquello que tú desees y puedas pero sin sentirlo como un sacrificio que te deja agotada o que anula todas las demás facetas de tu vida.
Al fin y al cabo, no se trata de pasar de un estilo autoritario y desapegado para pasar al otro extremo, es decir desvivirse exclusivamente por los hijos y olvidarse de las propias necesidades.
Ni tampoco es posible en la mayoría de familias, ya que a las pocas semanas papá y mamá deben volver a su rutina laboral. La sociedad no nos lo pone fácil para criar a nuestros hijos de la forma más natural y apegada posible.
Así que, cada cual, que haga lo que pueda según sus circunstancias, sin sentirse mal por no llegar a todo o no hacerlo exactamente como desearía.
🥇 La evolución de la crianza natural
Durante millones de años la crianza ha sido así, natural y con apego. Las mamás cargaban a sus crías la mayor parte del día, les daban de mamar a demanda y toda la tribu colaboraba en estas tareas, porque no había guarderías, ni cochecitos ni pautas de psicólogos o pediatras que les dijeran a las madres como hacerlo correctamente. Era, realmente una crianza natural y con apego. El instinto de las madres y el apoyo de la sociedad en la que vivían, que estaba preparada para ello.
Un poco más adelante, el papel del hombre y la mujer fueron quedando más preeestablecidos. El hombre debía trabajar y la mujer quedarse en casa a cargo de la limpieza, la comida y los niños. La sociedad lo fomentaba, y también los expertos, que empezaban a medicalizar todo, también lo relacionado con la crianza. Ellos decían cuánto tenía que dormir un niño, cada cuantas horas se debía dar de mamar al bebé, dónde debían dormir, como llevarlos y educarlos.
Todo con el objetivo que la sociedad funcionara tal y como se esperaba. Hombres sacrificados, con todo el peso económico de la familia, que aceptaran así cualquier horario, salario y condición. Mujeres dependientes de sus maridos que se encargaran de su casa y de los niños, sin más aspiraciones ni expectativas que ser buenas madres y buenas esposas, dispuestas a seguir todas las recomendaciones que les indicaban los expertos. Su falta de estudios favorecía la sumisión y obediencia.
✅ Cambio generacional
Ya en nuestra generación, la sociedad consumista y la conciencia feminista ha llevado a las mujeres a entrar en el mercado laboral. Con un solo sueldo no es posible llegar a tener todo lo que una familia puede necesitar.
Además, las mujeres nos hemos dado cuenta que podemos y debemos ser algo más que madres y esposas. Por otro lado, nuestra formación y autoconfianza nos permite cuestionar lo que algunos expertos dicen.
Volvemos a confiar en nuestro instinto maternal más que en las pautas cuadriculadas de algunos que siguen medicalizando todo.
Sin embargo, todo esto es difícil de compaginar con una vida profesional y social plena. La crianza sigue siendo algo muy exigente, que limita durante un tiempo nuestras otras facetas. Nos toca seguir luchando por poder ser madres presentes, que la sociedad apoye nuestra importante función y nos facilite la flexibilidad laboral -no solo de la madre sino también del padre- necesaria para que esto funcione.

🥇 Educación en crianza natural
La crianza natural ve al niño como un ser que necesita ser acompañado para su desarrollo, mediante el cariño y la comprensión, pero no necesita ser coaccionado mediante premios ni castigos. No cree en los estilos autoritarios ni busca la obediencia ciega, basada en el miedo.
Trata de permitir que el niño desarrolle sus potencialidades, su verdadera personalidad, que adopte los valores familiares y de ahí nazca su voluntad de ser un buen ciudadano, respetuoso y educado.
Comprendiendo su mundo emocional es posible ayudarle a resolver sus miedos, frustraciones y enfados, enseñarle a gestionar situaciones complicadas y a convivir.
La crianza natural se basa en la disciplina positiva, y tiene mucho que ver con las pedagogías respetuosas que empiezan a calar en la sociedad.

🥇 Los retos de la crianza con apego
Si aplicas una crianza con apego o crianza natural, te expondrás continuamente a críticas del tipo “no lo cojas tanto en brazos, que se acostumbra”. “Lo estás malcriando”. “Ya no tiene edad para dormir en vuestra cama”. “¿No es muy mayor para tomar el pecho?”. “Lo que le hace falta a este niño es un buen cachete”. “Te está manipulando”…
No les hagas caso.
En general no lo hacen con mala intención. Es la forma como han sido educados y seguramente la que han aplicado o aplicarán ellos con sus hijos, y por ello creen que es la mejor. Igual que tú crees firmemente que esta forma de educar es la correcta.
Por eso, no te dejes doblegar por estos comentarios. Cada vez más madres entienden esta forma de crianza como la adecuada. ¡Y si no la entienden, es su problema! Tú eres quien debe decidir, junto a tu pareja, como educar a vuestro hijo.